Creciendo sin crecer.
Mientras que Jesús pasaba por el medio de las personas en una ciudad, sus discípulos se acercaron y le preguntaron la pregunta que todos nos hacemos, “Quien es el mas grande?” Jesús les respondió con lo que parecía ser una respuesta simple pero complicada a la vez. Les dijo, “Si no son como los niños, jamás entraran en el reino de los cielos.” Me impacta como Jesús le enseño a sus discípulos que no hay nadie “grande” en el reino, sino al contrario, ¡los grandes son chiquitos! ¿Un poco confuso verdad? Pero en realidad no lo es. Jesús no estaba tratando de confundirnos, sino quería que entendiéramos que ninguno de nosotros podemos ser más grandes que nuestro prójimo. Todos somos igual delante de los ojos de EL. El quería que nosotros entendiéramos que el crecimiento que el anhela para nosotros comparado al que nosotros anhelamos es muy diferente. Los discípulos esperaban la misma respuesta que muchos de nosotros esperamos, la formula para crecer “GRANDE” y tener gran “éxito.” Pero Jesús le dio la formula del no crecer para crecer! Debes de estar rascándote la cabeza diciendo, “Este hombre esta loco!” Bueno tienes razón, estoy loco, pero mi locura tiene una razón. Estoy completamente seguro que el crecimiento espiritual que muchos de nosotros hemos estado tratando de lograr y enseñarles a nuestros jóvenes ha sido diferente a lo que Dios nos esta enseñando en su palabra.
Por años he visto a la iglesia de Cristo llenar las mentes de los jóvenes con toneladas de información en una clase de discipulado o en la escuela dominical. Después de cierto tiempo, esperamos que haga una transformación en la vida de esos jóvenes. En muchos casos, los jóvenes si experimentan una transformación a través del Espíritu Santo que impacta no solo sus vidas sino también las vidas de sus familiares y amigos. Pero estoy convencido que el cambio en sus vidas no ha sido solamente por la información que le han enseñado en las clases. Lo digo porque así como muchos jóvenes han sido transformados, hay una gran cantidad que no han sido transformados. Me duele cuando veo a la iglesia de Cristo juzgar a estos jóvenes como si fuera solamente su culpa que ellos no han cambiado. Es como si no piensan o no se recuerdan que ni tú, ni yo cambiamos a los jóvenes, es el Espíritu Santo que cambia sus vidas. Entonces nos preguntamos porque hay tantos jóvenes que vienen a la iglesia pero no vuelven después de un tiempo. La respuesta es fácil, la mayoría de las veces es por nosotros!!! Queremos obligarlos a crecer de nuestra manera. Esperamos que crezcan a través de la definición que nosotros tenemos de la palabra crecimiento.
Nuestra sociedad nos enseña que lo grande es lo importante. Nos enseñan en la escuela que para tener éxito en la vida o para llegar a ser algo significante tienes que llenarte de información para que entonces puedas llenar a otros de información para que en cambio te llenes tú de dinero. Mientras mas dinero tengas, la sociedad dice, mas éxito tendrás. Hasta en la misma iglesia de Cristo, con algunas excepciones, se ha adaptado esta manera de pensar. No estoy criticando ninguna iglesia en particular, pero si he visto muchas iglesias que se concentran mucho en tener más y conectan el tener mas con la madurez o salud espiritual. Pues claro que sabemos que Dios es el dueño del oro y la plata y que somos hijos y hijas del Rey de Reyes. Claro que sabemos que el nos da todo, pero eso no significa que EL quiere que tengamos todo para tener éxito o madurez espiritual. Tampoco significa que te llenes de información solo para tenerla y decir que eres un “Grande” espiritual. Ya he visto por mucho tiempo que le hemos enseñado a nuestros jóvenes lo mismo en la iglesia de lo que le están enseñado en la sociedad secular. La palabra no dice eso. En cambio, la palabra dice varias veces, de diferentes maneras: menos es mayor, chico es grande! En varios versículos Dios nos enseña, das y recibirás. Ósea, tienes menos y creces! Para cosechar, tienes que sembrar. Jesús cuando le decía a sus discípulos, “tienes que convertirte en niño,” le estaba diciendo, “Tienes que ser menos, como los niños!” Cuando Juan el bautista vio a Jesús, el sabia que el tenia que menguar para que Cristo crezca. Juan sabia que ya el no era nada, sino que Jesús era el importante. Si logramos adaptar esta misma actitud que tenia Juan, vamos a poder entender exactamente lo que significa la madurez espiritual. Jesús mismo dijo, “No hay ni habrá hombre como Juan.” Eso para mi es éxito en la vida. Que Jesús mismo diga que no hay nadie como tu!!! Esto enseña que el crecer que Dios nos ha llamado a perseguir no es el crecer de información ni de cosas materiales sino el no crecer para que Cristo crezca en nosotros.
Cuando nosotros llegamos a los caminos de Dios, muchos de nosotros llegamos con muchos problemas del pasado. Del momento que llegamos a los pies de Jesús, el limpia y perdona. Pero hay algo que se queda como parte de nuestra manera de ser, nuestro ego. El ego es parte de quien somos. Es parte de nuestra naturaleza pecaminosa. Ese ego es humillado a los pies de Jesús, pero aunque humillado, sigue en nosotros. Entonces, cuando nos empiezan a enseñar que tenemos que “Crecer” espiritualmente, llenándonos de información, el ego se despierta y dice “aquí esta mi oportunidad para que otros me vean otra vez!” Comenzamos a leer la Biblia y llega el tiempo adonde ya no leemos para transformación de nuestro carácter sino leemos para tener más información en nuestras mentes. Decimos que queremos crecer para servir pero a la raíz, muchos solo queremos impresionar a otros. Entramos en lo que yo le llamo, “Competencia de los santos”, la cual es muy diferente a “Competencia Santa.” Competencia santa es competir sin envidia, como en un deporte. Competencia de los santos es competir par ver quien es mas santo. Al final, todos pierden porque ninguno es perfecto.
Más bien debemos de enseñarles a nuestros jóvenes y adolescentes como no crecer para que Cristo crezca y reine en ellos. Mostrarles como leer la palabra, no para llenarse de información, sino para que la palabra viva impacte sus corazones y traiga transformación a sus vidas. Enseñarles, que crecer significa morir el “tu”, para que Cristo viva en ti. Jesús nos muestra con su vida que el crecer significa morir. El nació para morir, para que tú y yo pudiéramos vivir cuando muriéramos. Yo pienso que todos estamos de acuerdo que no hay acto mas grande que lo que Cristo hizo en la cruz. En cambio, si lo miras con los ojos de este mundo, veras un hombre débil, pequeño, sin poder y sin éxito porque murió. Pero tu y yo sabemos que el murió y resucito! Estamos viviendo en una sociedad muy orgullosa. Dios nos llama ser humildes de espíritu. Humildad no significa pobre materialmente, sino entregado como siervo espiritualmente. Eso significa que nuestra concentración no debe ser lo que más sabemos ni lo que más tenemos, sino lo que más entreguemos de nosotros. Por eso, estoy convencido en enseñarles a los jóvenes de nuestro grupo que aunque crecer intelectualmente si es bueno, no es lo más importante. Lo mas importante es tener la convicción que uno no es nada sin Jesús. Con esa base, nuestro intelecto será de mucha bendición para muchas personas. No será simplemente información, sino sus palabras traerán transformación a las vidas de otros.
Contigo en la brecha.
Creciendo sin crecer.
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lunes, noviembre 21, 2016
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